Tuve la oportunidad de vivir de cerca la hospitalidad en el hotel HAB (cuyo nombre se inspira en tres conceptos: Hotel, Anfitrión, Bogotá) y son varias las sensaciones que obtuve, aquí algunas de ellas:
En Chapinero está el comienzo
Más que un espacio para alojarte, HAB es una propuesta fuera de los convencional que se sitúa en uno de los epicentros urbanos más importantes Bogotá, se trata de Chapinero.
En esta icónica localidad (cuyo principal conector es Carrera Séptima) confluye el trepidante ritmo de la ciudad y el apacible ambiente natural de la urbe, esto último gracias a la proximidad con los Cerros Orientales.
Esta, sin duda, es la primera señal de que hay algo diferente en HAB y es su ubicación (Carrera 5 Nº 58-07). En solo dos cuadras notarás, en alto contraste, cómo la ciudad tiene algo especial que decir y un espacio incomparable que mostrar.
Fotografía: Iván Ortiz
Fotografía: Gabriela Munera.
Vanguardista y tradicional
La entrada del hotel es poco convencional, pues no apela a los vitrales giratorios ni a la excentricidad habitual de otros hospedajes, por el contrario, la entrada está provista de un bello portón color índigo que emula las casas bogotanas de antaño (posiblemente inspiradas en la arquitectura inglesa y española). Más que un acierto en elegir la experiencia HAB, contarás con el privilegio de estar en una zona donde el ensamble de lo cotidiano y lo moderno se conjugan de manera perfecta.
El hotel cuenta con 58 habitaciones distribuidas en 3 casas (Casa A, Casa B y Casa C). Cada casa brinda sensaciones diferentes y está pensada para dotar de un confort singular a cada huésped. Las casas (adquiridas hace algunos años), han sido remodeladas y, aunque son diferentes en su estilo y concepto, están interconectadas cual laberinto, de tal manera que la sensación de integralidad es total.
De la abadía y lo británico a Chapinero
En HAB cada casa tiene una historia que contar. La casa A, por ejemplo, está marcada por un pasado sincrético y religioso, pues allí funcionó un convento hace algunos años y esto le dio nombre (la letra A se refiere a Abadía).
Esta es la única casa de 4 pisos (3 pisos con habitaciones, 1 gimnasio y un salón de reuniones). Un lugar muy boutique, con delicados acabados en madera y colores atonales que brindan sensaciones de privacidad únicos. Un detalle importante, en esta casa hay varias obras de Mariana Vieira, diseñadora colombiana que rescata la tradición artesanal, el trabajo manual y la riqueza de la cultura colombiana.
Fotografía: Iván Ortiz
Por su parte, la Casa B hace referencia al estilo británico (de allí la B) ambientada con elementos distintivos de la cultura anglosajona: alfombras delicadas, tonos vibrantes y tenues en las paredes, estilizados barandales y lámparas con un llamativo diseño, obra del diseñador británico Tom Dyxon. Hay dos detalles de esta casa que llaman la atención: las obras de Pablo Tamayo hechas con técnica de sombras (la primera llamada ‘gotas de lluvia’ y la segunda que rinde homenaje a Gabriel García Márquez) y un espléndido patio con arbustos y plantas ideal para tardear, tomar un café o tener una plácida lectura.
Fotografía: Iván Ortiz
Finalmente está la Casa C (un homenaje a Chapinero), allí el estilo cambia: el ladrillo predomina, la alfombra desaparece, el barandal se transforma y el color del lugar se suaviza por completo. Sin duda, esta casa se presenta como la más moderna y social del hotel.
Hospitalidad y confort
No son solo los espacios comunes como el lobby o restaurante-café HAB, las habitaciones generan sensaciones confortables de otro nivel. El equipamiento de cada espacio interior es tal, que te sientes como en casa: un mobiliario impecable, pulcritud en todo lugar y condiciones óptimas para obtener un descanso plácido, revitalizante y completo.
El HAB dispone de habitaciones tipo small, medium o suites distribuidas en cada casa; con esto se busca que cada visitante tenga opciones de alojamiento en diferentes ambientes; todo está minuciosamente pensado para hacer de una estadía, una experiencia total en Bogotá.
Fotografía: Iván Ortiz
De la granja a la mesa
Este es, quizás, el toque diferente y magistral que hace de HAB una experiencia superior. Para hablar de lo significa farm to table me dirijo a Luis Ángel, director del restaurante y chef del hotel, quién me explica el tema. El concepto, según me dice, se trabaja principalmente en Europa (Inglaterra) y los propietarios del hotel, en algún viaje conocieron este principio, se enamoraron de la idea y la implementaron aquí, en Bogotá.
El farm to table se refiere a la trazabilidad que hay en la producción de alimentos orgánicos, y algunos cárnicos, desde una granja hasta la presentación final y su servicio. No obstante, el principio va más allá del cultivo y la cosecha de frutas y verduras; los alimentos son tratados con tal destreza y técnica que se busca no intervenirlos para dar un protagonismo especial a los vegetales en platos minimalistas principalmente (las
verduras y las proteínas se obtienen de una finca ubicada en Guasca Cundinamarca, muy cerca de la capital); así se logra que la consigna “de la granja a la mesa” se ejecute al 100 por ciento.
Tres tiempos sugeridos
Para tener una experiencia completa en torno al farm to table Luis Ángel me recomienda tres platos que muestran en esencia el sabor, el proceso, la delicadeza y la sutil manera de exponer la propuesta gastronómica del hotel HAB.
A la hora del desayuno el chef sugiere “para comenzar van muy bien unos huevos cremosos, se trata de unos montaditos (son waffles de yuca y queso costeño) que llevan encima un huevo cremoso (una especie de huevo revuelto, con mucho queso paipa).
Como opción para almorzar Luis Ángel resalta “El humus de setas, aunque son más una entrada para compartir, es un plato en el que no dejas rastro alguno. Los ingredientes llegan de la granja y para mantener su frescura utilizamos encurtidos y métodos de fermentación muy sutiles, es un plato chévere y muy rico”.
Para cerrar, a la hora de la cena, el director del restaurante propone “la pierna de cordero es un plato de altísima calidad; tiene un gran proceso porque el cordero llega desde Guasca y aquí, con mucho respeto, buscamos aprovechar al máximo el producto. La paletilla de cordero es un plato especial muy familiar, para compartir y pasar muy rico.
El Hotel HAB más que ser un buen... es un gran anfitrión. Un espacio diferente en el que el diseño, lo artesanal y la cultura tienen un valor auténtico. Esta es una galería de experiencias donde confluyen el arte, la hospitalidad y la buena mesa.
Porque un gran anfitrión siempre da lo mejor de sí, HAB es toda una invitación a vivir tu mejor experiencia en Bogotá.