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Ubicada en el corazón de Bogotá, en el barrio Doce de Octubre, localidad de Barrios Unidos, y con varios atractivos cercanos como: el Parque El Lago, el parque de los Novios, Salitre Mágico, la Biblioteca Virgilio Barco, entre otros, esta plaza fue construida en el año 1946 por la Empresa Distrital de Servicios Públicos y fundada por comerciantes que vieron una oportunidad para emprender dando a conocer los mejores alimentos que da la tierrita. 

De lunes a domingo la plaza abre sus puertas de 7:00 a.m. a 4:00 p.m. para acoger a un gran número de visitantes, entre 3 mil y 4 mil, que buscan degustar y deleitarse con la mejor comida criolla colombiana. La Plaza Doce de Octubre no sólo se conoce por su variedad gastronómica sino por su gente que le da vida y color; la mayoría de vendedores son campesinos provenientes de Anapoima que siempre están dispuestos al público con una sonrisa expectante. 

Tal es el caso de Doña Segunda, uno de los piqueteaderos más influyentes de la ciudad, el cual cuenta con la fortuna de ser atendido por su propietaria. Hija de la tierra boyacense, Segunda Fonseca llegó a Bogotá hace más de 40 años en busca de otras oportunidades. Logró sacar adelante a su familia mediante la cocina, pues contó con la dicha de encontrarse con un lugar que le ha dado los mejores años de su vida. Sus padres fueron las personas que le enseñaron el negocio de las carnes y cuando llegó a la Plaza 12 de Octubre, lo primero que hizo fue vender su producto estrella: la rellena.  

Una fiel clienta de Doña Segunda es María Elvira Ortíz, que lleva haciendo fila por más de 40 minutos. Según ella, “la comida es excelente, y con frecuencia visitamos los restaurantes de la plaza en especial el de Doña Segunda, lo malo es conseguir dónde sentarse, pero la espera se justifica cuando recibo en mis manos el manjar con el que fui criada”. 

Más allá de los restaurantes de fritanga, existen otras opciones atractivas como La Cuchara Colombiana, especialista en chuleta valluna, viudo de capaz, frijolada y ajiaco. Este restaurante, ubicado en la parte lateral derecha de la plaza, lleva más de 6 años funcionando. La cocinera del restaurante cuenta, mientras prepara un buen ajiaco santafereño y está pendiente de los otros platos, que a la gente le gusta comer en el restaurante por su variedad de texturas y sabores.  “Me recomendó este lugar la esposa de mi tío y me llevé una buena impresión. La Cuchara Colombiana es un excelente lugar para conocer la comida típica. Siempre que visito el lugar pido fríjoles porque son muy generosos con el plato, me recuerda a mi madre que siempre era generosa al servir. En general me sorprendió la limpieza de los restaurantes y sus buenos precios”, expresó Marcela Quintero, quien después de las buenas referencias de su familiar trata de visitar la plaza con frecuencia.

Por otro lado, en la tradicional plaza bogotana hay lugar para los platos del Pacífico con Cocina del Mar, que, en medio de fritanga, gallina, lomo de cerdo, sopas colombianas, entre otras delicias, logró quedarse en la plaza y tener un excelente reconocimiento por su sazón. 

Gladys Camacho, quien hace 5 años visita la plaza con frecuencia en compañía de su familia, expresa que lo que le gusta de este lugar es que exista variedad gastronómica, porque a ella no le gusta la fritanga, mientras que a su familia sí. “Siempre que vengo a la plaza, me gusta ir a Cocina del Mar. Suelo pedir un bocachico, porque me encanta que lo sazonan con sal, pimienta y mucho limón”. 

Día a día la plaza busca crear alianzas con diferentes agencias para fortalecerse como atractivo turístico y referente gastronómico. Gracias a la Embajada de Japón y al Instituto para la Economía Social (IPES), se creó el Centro de Innovación Gastronómica, que apuesta al fortalecimiento de emprendedores que cuentan con unidades productivas de alimentos.

Sobre este Centro de Innovación, Janeth, quien hace poco trabaja en el lugar vendiendo frutas y verduras, opina que “es sorprendente que Bogotá en sus plazas busque innovar. No había visto nunca que una plaza se preocupara por tener desarrollo en sus productos, a veces me asomo a mirar las clases que dan en el Centro de Innovación y me entretengo viendo a las personas con sus batas, gorros, como todos unos maestros en la cocina aprendiendo y por supuesto he probado una que otra cosita que venden allí, pues aparte de que la comida es exquisita, me gusta porque la atención es rápida y la  presentación de todos es impecable”.

Este universo gastronómico está creado con el mismo objetivo: consentir el paladar de turistas locales y extranjeros. 

Lo ideal es que tú mismo vivas la experiencia de recorrer la plaza y, de esta manera, puedas invitar a tus  amigos, familiares y vecinos para descubrir un lugar lleno sabores, olores y texturas. La Plaza de Mercado Doce de Octubre se convierte en un excelente destino para conocer la gastronomía colombiana. 

 

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