Las ceremonias y rituales muiscas ocurrían en lugares dotados de características únicas. En estos espacios se hacían ofrendas a los dioses, se enterraban caciques o miembros de la comunidad, y se instruían a los nuevos sabedores y sacerdotes muiscas. 

La Ruta Leyenda El Dorado incorpora lugares que guardan una profunda conexión simbólica y geográfica con los rituales y las ceremonias del pasado. A partir de la observación del firmamento, el sol, la luna y las estrellas, los muiscas hicieron pronósticos y determinaron los mejores tiempos para hacer ofrendas, pagamentos, sembrar y cosechar.

Asimismo, otorgaron significado a espacios que hoy representan el sentido muisca como los Cusmuy: estructuras ceremoniales circulares hechas con guayacán y cubierta de paja que “son el cuerpo, reflejo del mundo, del territorio, donde cada elemento cumple una función. Del mismo modo, también es hogar, es la escuela en donde, alrededor del fuego, escuchamos las palabras que se comparten en nuestros corazones. Es el sitio donde nos construimos como personas que cuidan y prolongan la gran obra" (Plan de vida, Comunidad de Sesquilé).

Hace siglos la organización muisca ocurría en “cercados”. Lugares de encuentro social, rodeados por dos o tres cercas, donde se ubicaba la casa principal del cacique, habitaciones para esposas, guerreros o sacerdotes y depósitos para víveres. Los cercados representaban protección y eran lugares sagrados llenos de una importante carga espiritual y ceremonial. 

La Ruta Leyenda El Dorado comprende además míticos lugares como “los cojines del Zaque”, un complejo centro de adoración solar ubicado sobre una pendiente en Tunja (Boyacá). Este sitio tiene una disposición astronómica estratégica, fue centro ceremonial y sirvió como observatorio y altar de sacrificios. En el centro del lugar sobresalen dos montículos alineados hacia el oriente (justo donde nace el sol) que fueron tallados con la misma roca que sale del cerro. La estructura muisca aún es un enigma para expertos y visitantes.

Varias ceremonias siguen siendo un misterio para estudiosos de la cultura muisca, sin embargo, es claro que había un elemento lleno de un valor simbólico particular: el oro. Para los muiscas más que material, el oro tenía un valor espiritual; muchos elementos (tunjos, ajuares, santillos y demás) eran elaborados para ser ofrendados en determinados ritos y centros ceremoniales. 

La Ruta Leyenda El Dorado integra el sentido simbólico y espiritual muisca del oro y varios elementos en lugares como: el templo del Sol, las lagunas de Iguaque y Tota en Boyacá; las lagunas de Guatavita, Siecha, Fúquene y Ubaté en Cundinamarca; los cerros de Tensacá (Monserrate) Chiguachía (Guadalupe), el Museo del Oro y el Museo Arqueológico en Bogotá.

Esta es una oportunidad para descubrir el pasado y presente de la cultura muisca hasta nuestros días. ¡Imperdible! 
 

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