La Iglesia de San Ignacio se encuentra junto al Museo Colonial y el Colegio Mayor de San Bartolomé, templo cuya primera piedra fue colocada en noviembre de 1610. Su construcción concluyó en 1691 y, antes, fue consagrada a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Durante el período en que los jesuitas fueron expulsados del país (1767-1891), la iglesia pasó a llamarse San Carlos, en honor al rey Carlos III. El arquitecto y padre jesuita Juan Bautista Coluccini fue el encargado de proyectar su construcción, inspirada en la Iglesia de Gesù, en Roma. Al igual que aquella, este templo presenta una amplia nave central con capillas laterales, crucero, balcón corrido y cúpula. También se ha relacionado su estilo con el de la Basílica de San Andrés de Mantua, en Italia, de corte renacentista. Si bien su tamaño es menor que el de otros templos bogotanos, lo que llama la atención es el diseño de su cúpula y sus líneas arquitectónicas, que constituyen la decoración interior más allá de las obras de arte que se muestran. Se podría decir que la iglesia reúne la transición entre los estilos renacentista y barroco. En 1975 fue declarada Bien de Interés Cultural. Tras un largo periodo de restauración, en 2017 volvió a abrir sus puertas.
Puedes llegar en TransMilenio y bajarte en la estación Museo del Oro. Después de caminar varias cuadras hacia el sur, atravesando la Plaza de Bolívar, encontrarás tu destino.