Resguardado detrás de la Iglesia de San Francisco, se encuentra un templo que parece parte de una aldea. La Iglesia de la Veracruz, cuya primera construcción data del siglo XVI según reza la placa en su fachada norte, es una de las más antiguas del país y atesora un interés histórico sin igual.
Tras sus muros descansa el legado de cerca de 80 próceres de la Independencia, fusilados entre junio y noviembre de 1816, convirtiéndola en Panteón Nacional a principios del siglo XX. Hasta 1631, mantuvo su fisonomía original, hasta que la Cofradía de la Santa Cruz erigió un templo más grande, el que se conoce actualmente. La nueva iglesia nació con el propósito de asistir a los condenados a muerte y brindarles cristiana sepultura. Incluso, por un tiempo, resguardó los restos del mismísimo Gonzalo Jiménez de Quesada. En su interior, tres Cristos de incalculable valor histórico custodian el legado de fe y sacrificio que forjó la nación colombiana.
Un remanso de paz y devoción en el corazón de Bogotá, la Iglesia de la Veracruz es un monumento vivo que invita a sumergirse en la historia y a rendir homenaje a quienes entregaron su vida por la libertad.
Puedes llegar en TransMilenio y bajarte en la estación Museo del Oro. A pocos metros encontrarás el templo. También puedes llegar por la carrera 7a y bajarte en la avenida Jiménez.